Pesimista
La del jardín es una tarea
que siempre está empezando.
Durante meses vimos agonizar, morir
y renacer al jazmín. Pusimos:
veneno diluído en agua, pastillas, harina de hueso;
rastreamos el camino de hormigas con la obsesión del padre de Mafalda,
soplamos uno a uno los mantis camuflados
idénticos a la hoja
que dan más bronca por lo ingeniosos
y sutiles.
Todas esas fases de limpieza
y renovación
de un jazmín que tiene como 60 años
resultaron
en que hace tres días empezaron a abrir
y son de una blancura explosiva
sin atenuantes
los miramos como si nunca antes
Hasta hace poco parecía que en eso se nos iba la vida
y ahora que acontece
-simple como lo que es natural y está pautado-
nos quedamos a la espera
de empezar algo
atónitos
¿qué hacer con la belleza?
¿esto cambia algo?
¿qué era lo que había que cambiar?
Dará decenas y decenas
de jazmines lujuriosos
durante diciembre
al cual más perfumado y después,
abombados,
acatarán su enero,
y otra vez vendrá el veneno
la absurda vigilancia
el tallo ennegrecido
la cochinilla
que encadenan una temporada con la otra.
Inclusión
Abrimos la bolsa, el paquete la caja
desatamos la cinta color uva
otro papel que repetía el motivo
una y otra vez
Con mi tía los probamos: ella
uno cubista de caras lisas regulares
yo uno más kitsch en forma de corazón
“tienen un sabor garca, demasiada calidad” ibas a decir vos
una horas más tarde cuando llegó tu turno
de elegir uno entre los otros
La idea de exclusividad
condensada en una perfecta caja de bombones: no hay uno
igual al otro
pero entre sí se pertenecen
Y las cremitas que tienen dentro
imprecisas de tan delicadas
pican un microsegundo en el paladar
El que tiene forma de camafeo
seguro quedará solo al final del show
rodeado de tristes pirotines vacíos
como tutús sin bailarina
Curso de arte
El profesor nos advirtió una y mil veces
que el arte es mentiroso desde siempre
Y nosotros tan cultos y abiertos pusimos cara de “ya sé”
con una sonrisa complaciente
Es sorprendente ver cómo,
sin embargo,
buscamos adivinar de dónde es
desde qué ángulo urbano o suburbano
se tomó la imagen,
cuán fidedigno es el color del río
y hasta del pastito
de la vera,
si en esa época los techos trepaban hasta allí
o la contaminación había ya subido el tono
del agua
pasando de castaño oscuro
Las fotos y cuadros
están obligados a esconder la sorpresa
de que una ventanita que se intuye
fuera de foco en un costado
se abra y aparezca,
ante nuestro gesto sabio,
la cara de una tía abuela por ejemplo
que nos permita el orgullo de exclamar
ante un auditorio de envidiosos
“esa
es la cara inconfundible de mi tía”
y a partir de ahí hablar del barco en que vinieron y esas minucias de detalle
de una inmigración que en cada caso
es tan igual y tan distinta
La historia del arte y su gran manto móvil
de pliegues y arrugas
detiene su cauce en la historia doméstica y nada escuchamos ya
de lo que el profesor dice sobre el artificio
la representación
hasta el hartazgo
Triunfales con la ventanita entreabierta
nos vamos a dormir sintiéndonos parte
no sabemos bien de qué
como en un barco que nos mece a todos al unísono
y tiene la incertidumbre como único destino.