domingo, 31 de octubre de 2010

Los tiempos que corren

hoy que la palabra juventud
vuleve a estar en las tapas
como un hálito
como sinónimo de vocación, de entrega
pero también con esas rispideceses que le son propias
-incluso desde su grafía de patas y cuellos
si la miramos como hacen los niños
que ven a las palabras como animalitos raros que caminan las páginas
en un andar lento primero, tanto que confunden con quietud
después más rápido hasta que de golpe
las alas se vuelven sentido-

estos días anda dando sus trancos
antes los ojos de todos
esa palabra juventud
un poco demodé
romanticona

a algunos nos da cierto pudor
porque estamos en ella todavía
acariciando alguna de sus orejas con nostalgia
pero sin haberla nunca tenido en el regazo
despatarrada

y como si esta inquietud fuera poco
-este no saber si somos o no somos
todavía parte del rock-
hay un llamado de urgencia que acecha
"es ahora o nunca"
que creemos cursi, exagerado
pero bien que nos está quitando el sueño a más de uno

miércoles, 20 de octubre de 2010

2006

Qué será lo que me hace caminar
12 cuadras una mañana de sábado
para desayunar justo
en esta esquina
donde son todos hombres y hablan bajo
y los ventiladores de techo
como insectos de patas largas
chirrían
pasados
los 30 años de vida útil
a los que estaban destinados


de La Vida útil (libro inédito)

jueves, 14 de octubre de 2010

Película cromática

Vi una película linda sobre la historia de amor entre Cocó Chanel e Igor Stravinsky. Bastante mala, pero muy muy linda. El amor entre ellos es tormentoso, imposible y de una agobiante solemnidad, difícil de imaginar en los “roaring twenties”, donde el descontrol estaba más a la orden del día.
Los dos actores son tremendos: él, un danés haciendo de ruso de emociones contenidas y pocas palabras. Ella, capítulo aparte: si vieron “Gracias por el chocolate” de Chabrol, es la supuesta hija que toca el piano, ahora crecida. Tan bella que  parece  una criatura de otros mundos, mitad hombre, mitad pájaro, casi fea. Cuelluda y huesuda hasta la preocupación.
Pero lo más divertido de la película es cómo cada cuadro se transforma en un diseño Chanel. El blanco y negro riguroso, las líneas modernas de la casa, los objetos minuciosamente coleccionados, la ropa de ella pespunte a pespunte, la composición de las escenas como verdaderos cuadros hiper posados, todo remite a las premisas Chanel de la elegancia.
La casa de Ella en las afueras (parece no haber una peli francesa sin este elemento), súper sofisticada, es una Casa Foa del Chanelismo, ambiente por ambiente. Y es hasta cómica la exquisitez con la que Ella se para justo en el medio de una puerta geométrica y mueve la melenita un ápice para encajar con las líneas de la pared. Ballet cromático que se vuelve cursi de tan fino. Se pueden eliminar los diálogos de la película, y escuchar la música y ver las imágenes solamente, como un ballet moderno.
La mujer de él es una rusa de lo más arquetípica: pelirroja, madre de muchos hijos, piel transparente, look folk, Katia de nombre, débil de cuerpo y un roble de espíritu.  Su tierra natal abandonada le tiembla aún en los ojos. Su mayor acto de nostalgia y a la vez de rebelión es sacar una mantita rusa en tonos tierra, bordada a mano por algún ancestro, y ponerla sobre el respaldo de su cama en esa habitación imposible de tan sofisticada en la casa de Chanel, puro black and white. El contraste es realmente chocante para los ojos del que mira. Y la rusa pasa a ser una incómoda mancha naranja que persiste.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Mi hijo se viste y sale

A Joaquín Gianuzzi

Un caminito de piedras colocadas
tan cuidadosamente una tras otra
va enhebrando sus días
de juego permanente

Está rodeado de otros como él
pequeños, densos, de cuerpos ya macizos
miniaturas humanas que las madres
creemos porcelana delicada

Lo persigo con un pañuelo como si ese moco
fuera la gota última de una tragedia doméstica
algo que no se me puede escapar
Y él cuenta orgulloso los moretones en las piernas
que se hace en todos esos sitios brumosos
que yo no habito ni como invitada

Se quiere poner solo el guardapolvo
lo ayudo con los botones y me inmolo en ese gesto
hoy no quiere ir en cochecito
y para colmo lo acompaña la palabra

sábado, 9 de octubre de 2010

Minúsculo jardín

Es un sábado de sol y el jardín está estallado.
Traducir poemas de Alice Ruiz es como hacer dibujos sueltos en un papel blanco, al mismo tiempo distraídos y precisos.
Intensidad altamente concentrada.


Va uno:


tarde cenicienta
toda azalea
arde en rosa



Otro:


adentro del jardín
el día llega más pronto
a su fin



Otro (el que más me gusta):


Entre viejas páginas
uan hoja todavía verde
de la casa antigua



Alice Ruiz es una poeta y traductora brasilera nacida en 1946. Visitenla en:

http://www.aliceruiz.mpbnet.com.br/

jueves, 7 de octubre de 2010

Mensaje

Guardé el mensaje de una amiga por meses
en ese afán de registro tan aleatorio
como lo es la propia memoria
-que pone, saca o clasifica
según las órdenes de un amo ciclotímico-

La memoria una esclava, algo lánguida
que encuentra gusto en el sacrificio

Y el mensaje decía
"aquí limpiamos algunos
otros cocinan
sopa de barro"

De todas las maneras posibles
en que puede dibujarse la escena
en la que mi amiga escribió apurada esas palabras
elijo
un cuadro en el que los niños y sus voces
moldean una memoria nueva
fluida
sin signos de puntuación

sábado, 2 de octubre de 2010

melodrama

Melodrama


La cantidad de padres de tu contextura
y niños de su edad aproximada
que vi esa tarde
jugando juntos
cuando pasaban los minutos y no aparecían
en la plaza con nombre de condesa
donde habíamos quedado en encontrarnos

La cantidad de ambulancias
que creí oir
enloquecidas por la calle
anunciando una tragedia extranjera

En la prensa al otro día un intraducible titular
“argentinos desmaterializados eran en realidad
pura ilusión”